miércoles, 1 de julio de 2009

Test del hijo consentido

Algunos padres se indignan y con razón, ya que es bastante llamativa la despreocupación con que van por la vida algunos chicos de esta edad. A uno no le importa perder las zapatillas de deporte en el vestuario. Casi lo prefiere, porque entonces, le comprarán otras. A otro le da igual llegar a casa y dejar todo tirado por donde pasa, porque sabe que su madre con mayor o menor queja irá detrás de él recogiéndolo todo.

Otro quizá llegue a clase y diga que le falta un determinado libro, o el compás, “porque mi madre no me lo ha puesto en la cartera”. Y si un día sale de excursión, será igualmente su madre quien le prepare la mochila, y papá quien se encargue de ir a comprar, cual fiel vasallo, todo lo que el niño precise, mientras él reposa cómodamente.

Son ejemplos de casos de chicos consentidos. Tal vez esos mismos padres ni sepan que tienen en casa uno. De lo que sí son conscientes es que los ejemplos anteriores cuadran con sus hijos. No hay que asustarse, ni tirar la toalla, ni pensar “que fácil es decirlo”. Es preciso saber que es una batalla difícil, como todo en la educación.

Lo primero que hay que hacer para no criar un hijo consentido, es saber si tengo un hijo consentido en casa.

Te ponemos a continuación 10 preguntas que te pueden ayudar a detectarlo:

1/ Siempre se hace él mismo la cama;
2/ Se ocupa él mismo de mantener ordenada y limpia la propia habitación;
3/ Ayuda a poner la mesa o hacer algunas compras o trabajos en la casa;
4/ Se cepilla sus zapatos;
5/ Come de (casi) todo;
6/ No suele comer entre comidas;
7/ Prepara las cosas para ir al colegio, o la mochila cuando va de excursión;
8/ Pone cada cosa en su sitio después de usarla;
9/ Deja la ropa doblada por la noche;
10/ Recoge algo que se ha caído si pasa por delante y lo ve;

Si el test da positivo (muchos “noes” y pocos “sies”) lo que tienes que hacer es lo contrario de la pregunta. Es así de sencillo, no vale pensar que esto es para padres con más tiempo o padres de película de cine (de las antiguas claro). Hay que ponerse a trabajar llenos de entusiasmo…. Y de paciencia.